Orígenes
A finales de la Edad Media y
siglos posteriores se desarrollaron en las islas británicas y zonas aledañas
distintos juegos de equipo, a los cuales se los conocía como códigos de fútbol.
Estos códigos se fueron unificando con el paso del tiempo, pero fue en la
segunda mitad del siglo XVII cuando se dieron las primeras
grandes unificaciones del fútbol, las cuales dieron origen al fútbol de rugby, al fútbol americano, al fútbol australiano, etc., y al deporte que hoy
se conoce en gran parte del mundo como fútbol a secas.
En otras zonas del mundo también se practicaban
juegos en los que una pelota era impulsada con los pies. Entre ellas pueden
mencionarse las Reducciones Jesuíticas de la zona guaraní,
más específicamente en la de San Ignacio Miní en el siglo XVII,
en la región que ahora se conoce como Misiones. El jesuita español José Manuel Peramás escribió
en su libro De vita et moribus tredecim virorum paraguaycorum:
«Solían también jugar con un balón, que, aún siendo de goma llena, era tan
ligero y rápido que, cada vez que lo golpeaban, seguía rebotando algún tiempo,
sin pararse, impulsado por su propio peso. No lanzaban la pelota con la mano,
como nosotros, sino con la parte superior del pie desnudo, pasándola y
recibiéndola con gran agilidad y precisión».
Los primeros códigos británicos se caracterizaban por tener
pocas reglas y por su extrema violencia. Uno
de los más populares fue el fútbol de carnaval. Por dicha razón el fútbol de carnaval fue prohibido en
Inglaterra por decreto del rey Eduardo III y permaneció prohibido
durante 500 años. El
fútbol de carnaval no fue el único código de la época; de hecho existieron
otros códigos más organizados, menos violentos e incluso que se desarrollaron
fuera de las islas británicas. Uno de los juegos más conocidos fue el calcio
florentino, originario de la ciudad de Florencia, Italia.
Este deporte influenció en varios aspectos al fútbol actual, no sólo por sus
reglas, sino también por el ambiente de fiesta en que se jugaban estos
encuentros.